domingo, 27 de mayo de 2012

Los presos políticos y las mentiras oficiales


Tras dos largos años de un juicio político colmado de irregularidades y en el que se le mantuvo recluido en un pabellón de alta seguridad, Beltrán fue absuelto de todos los cargos que se le imputaron, entre ellos el de “rebelión” y “concierto para delinquir con fines terroristas”. Hoy, Miguel Ángel Beltrán en coautoría con el abogado Wldarico Florez y la estudiante de la licenciatura en Educación Comunitaria de la Universidad Pedagógica Nacional, María Esther Rojas nos ofrecen esta reflexión sobre el delito político en Colombia y la situación de los prisioneros políticos en las cárceles del país

José Marbel Zamora, se formó en los procesos de organización y lucha por la obtención de servicios públicos y mejoras en las condiciones de vida del barrio Pablo Neruda de Bogotá (trabajo orientado por la Central Nacional Provivienda); posteriormente, en sus años de estudiante de secundaria, ingresó a las filas de la Juventud Comunista (JUCO) y fundó, junto con otros jóvenes que compartían sus mismas inquietudes, el grupo teatral “Máscaras”. Eran los tiempos del proceso de paz del presidente Belisario Betancur (1982-1986) y un nuevo movimiento surgido de esos acuerdos, la Unión Patriótica (UP), se proyectaba en el país como una nueva alternativa política al tradicional bipartidismo colombiano. Marbel se vinculó a este proyecto desde una propuesta de educación popular que, muy pronto, ganó el reconocimiento de la comunidad. Sin embargo, no tardaron en llegar las amenazas y los hostigamientos por parte de miembros de la fuerza pública y de los grupos paramilitares que actuando mancomunadamente trataron de exterminar violentamente esta experiencia de trabajo popular. El asesinato de varios de sus compañeros y los permanentes hostigamientos a que fue sometido le hicieron cada vez más difícil mantener una vida pública, hasta que finalmente optó por abandonar sus estudios de Derecho en la Universidad Autónoma de Bogotá e ingresar a la red urbana de las FARC-EP

Como miembro de esta organización armada, donde se hizo conocer con el nombre de guerra “Chucho”, fue detenido el 29 de Octubre de 2008 en Coyaima(Tolima), en un operativo militar  adelantado por el Ejército Nacional. Durante cerca de catorce meses permaneció privado de la libertad sin que se le informara el motivo de su captura y los hechos que se le imputaban, en flagrante violación a los derechos del capturado consagrados por el art. 303 (Ley 906/2004). En estas circunstancias, el 20 de abril de 2011, su hijo presentó ante un juez de la República el recurso constitucional de Habeas Corpus [4] el cual fue resuelto favorablemente. En  su fallo, el juez segundo de menores de Bucaramanga, Juan de Dios Solano Solano señaló que José Marbel Zamora Pérez llevaba preso en la Cárcel de Girón (Santander) catorce meses sin que se le hubiera explicado el motivo por el cual fue capturado, acusado o condenado; ni se le diera a conocer la autoridad que adelantaba los posibles procesos en su contra. Ante esta aberración jurídica el mencionado juez dispuso su libertad inmediata[5].

Rápidamente los medios masivos de comunicación difundieron a nivel nacional e internacional la noticia de que alias “chucho” peligroso jefe de las FARC, saldría en libertad; el mismo presidente de la República Juan Manuel Santos refiriéndose a la decisión señaló públicamente “que hay algunas ‘manzanas podridas’ que no pueden ensombrecer la labor de la justicia” (Caracol Radio. Abril 24 de 2011). Fruto de todo ello, José Marbel Zamora (“Chucho”) jamás recobró su libertad. Contrariamente fue torturado por la guardia del Instituto Nacional Penitenciario (INPEC) adscrita a la Cárcel de Palogordo tal como posteriormente lo corroboró el dictamen  de Medicina Legal. Tras su entrega al comando de la Policía Metropolitana de Bucaramanga (en cabeza del Brigadier General José Ángel Mendoza) es notificado de una sentencia condenatoria  del Juzgado Cuarto Penal del Circuito Especializado de Descongestión de Bogotá.

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