martes, 1 de octubre de 2013

Los paros agrarios y la lectura de su impacto político. Contribución para un debate necesario

Colombia ha sido conmovida en los meses recientes por grandes movilizaciones campesinas y populares. Desde la huelga del Catatumbo hasta los paros agrarios en distintos lugares del territorio nacional, las masas han hecho una presencia multitudinaria en la esfera pública, saliendo de las profundidades y el subsuelo social. Para nadie es una duda que el telúrico paro agrario y popular que comenzó el 19 de agosto, es un punto de inflexión innegable en las luchas sociales colombianas que requiere repensar estrategias y muchas categorías por parte de la izquierda.
Un campo de conflicto se configuró y los sujetos que emergieron, desde la vida campesina, plantearon duros retos al sistema político nacional que controla la oligarquía. Los “no lugares” de la política, los no institucionales, los actores ubicados en los márgenes de la democracia liberal representativa (burguesa, oligárquica), ganaron preponderancia en el curso de la sociedad y marcan el desarrollo de la nación.

Un paradigma nuevo ante una bisagra histórica

Amainada la furia con el repliegue natural de la movilización social, la que seguro regresará y muy pronto, han surgido los análisis e interpretaciones sobre lo sucedido y sus alcances. Muchas de las opiniones se inscriben en el marco de una epistemología atrapada por la rutina y los lugares comunes, incapaz de romper con los esquemas restrictivos del democratismo demo-burgués. Repiten tesis de manual que les impide captar la esencia de lo ocurrido. Parecen vivir en un enclaustramiento perpetuo omitiendo que la crisis desafía al pensamiento convencional y sugiere otros paradigmas epistemológicos para ver lo que no es evidente, para captar lo emergente y para descubrir lo emancipatorio. No se percatan que probablemente las teorías que tenemos y los conceptos que utilizamos no son los más adecuados y eficaces para enfrentar los desafíos y para buscar soluciones hacia el futuro.

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