jueves, 13 de marzo de 2014

Opinión: Gallardos ucevistas

Aquellos que hemos vivido y pasado buenos tiempos de nuestra existencia dentro de los espacios de la Universidad Central de Venezuela (UCV), fuimos testigos con estupor el día de hoy (11.03.2014) de la brutal embestida de la Guardia Nacional Bolivariana, contra un grupo de estudiantes que venía de una movilización para conmemorar la muerte de dos jóvenes, Roberto Redman y Basill Da Costa, asesinado por grupos paramilitares el 12 de febrero del presente año.
En medio de una brutal arremetida y de un uso desproporcionado por gases lacrimógenos, los estudiantes de la principal casa de estudio resistieron con gallarda valentía la bota militar, de una institución que en tiempos de 4ta y 5ta republica ha intentado en vano, mancillar el libre albedrío de los mozalbetes.
La UCV en tiempos pasados fue el reducto ingobernable de un puñado de jóvenes de la “izquierda”- hoy en el poder- que se amparaba en sus claustros y en la autonomía de la principal casa de estudios de la región, para generar entropía social entre semana. Eran los tiempos de los “jueves culturales” y de acciones violentas en la “gorra universitaria” y la salida de Las Tres Gracias, tiempos donde organizaciones como Desobediencia Popular, los celebres “doce del patíbulo” y algunos anarquistas, botaban piedra y arrechera entre sangre y sudores.
Más de 50 estudiantes muertos dejo aquella jornada de lucha en casi 3 años de trancas ininterrumpidas, el doble de lo que llevamos apenas en un mes de levantamiento popular.
Hoy, muchos de esos encapuchados como Roland Denis, Vanessa Davies, Elías Jaua o Ricardo Menéndez, se hacen la vista gorda y guardan oprobioso silencio ante las agresiones de los mismos perros que en sus años mozos los perseguían, torturaban y amedrentaban.

La universidad como institución de enseñanza es objeto de una serie de críticas desde una perspectiva anarquista, sin embargo, ante el yugo de un cuartel, los pocos espacios y baches de resistencia que puede representar la “casa que vence la sombra” debe ser defendida con vehemencia por todos los libertarios. Donde quiera que este la autoridad, los anarquistas estarán allí, para solidarizarse y para luchas a brazos partidos con los represaliados.


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